Hace poco leía que antes teníamos más tiempo para nuestros pensamientos: mientras esperábamos en la sala del médico, durante el viaje en metro, en las colas de las cajas del supermercado... Pero en la actualidad preferimos apagar nuestro cerebro abriendo aplicaciones.
Este blog trata de poner por escrito esas reflexiones que de vez en cuando aparecen en alguno de esos lugares.
Hoy, como casi todas mis mañanas, estaba haciendo mi práctica de pranayamas. Los primeros minutos fueron muy agitados, los pensamientos no paraban de colarse entre las respiraciones, pero al finalizar, sentí como mi mente se había calmado, mi respiración era casi inapreciable y un agradable cosquilleo bañaba mi cuerpo, fue en ese momento cuando escuché una frase dirigida a mí.
Como canalizadora en ocasiones conecto de manera involuntaria, pero llevaba un mes y medio muy intenso a nivel energético y sentía rechazo a adentrarme de nuevo en mí. Había tendio demasiado drama y no quería regresar a él; así que cuando sentí la conexión dudé mucho en continuar o no.
He de confesar que mi personalidad ansiosa e impaciente con mi vida, siempre me llevaba a realizar autoconexiones con la esperanza de obtener “LA GRAN VERDAD DE LA VIDA”...
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